El Bolero de Ravel (Boléro 1928) es una pieza musical de gran formato orquestal y larga duración, inspirada en la danza española del mismo nombre nacida en el XIX, y una de las más demandadas en el repertorio de las salas de conciertos desde entonces.
Desde sus primeros compases la melodía recurrente y obsesiva te atrapa, haciendo sucesivas repeticiones en las que se da paso a las diferentes grupos musicales y sus instrumentos principales de forma ascendente hasta un clímax que da fin a la obra con el grupo de vientos como protagonista estruendoso de la coda.
Dedicada a una rica bailarina rusa
La mecenas detrás del Boléro de Ravel fue la bailarina y empresaria de ballet rusa Ida Rubinstein (1885-1960).
En 1927, Rubinstein, le encargó que compusiera un "ballet de carácter español" que una vez terminado bailaría ella misma en su representación del 22 de noviembre de 1928.
La empresaria se reservaba los derechos de representación de la obra en teatros por tres años y en salas de concierto durante un año.
Ravel, con 52 años recién cumplidos era el compositor favorito en Francia, tras el fallecimiento de Debussy en 1918.
Recibido el encargo, acordó con Rubistein orquestar seis piezas escogidas de la suite para piano Iberia de Albéniz, bajo el sugerente nombre de Fandango.
Sin embargo, pronto advirtió que los derechos sobre Iberia de Albéniz estaban en manos de otro músico español, que él no podía utilizar.
Así que Maurice tomó la determinación de componer una obra nueva con el formato de ballet para orquesta. Pero aprovechó para experimentar qué pasaría si el tema girara en torno a un mismo tema que se fuera repitiendo sucesivamente, en un continuo crescendo hasta llegar a un clímax musical.
Una vez completada la partitura del Bolero, Ravel decidió cambiar su nombre original de Fandango por el por todos conocido de Boléro. Y procedió a dedicar la obra a su anfitriona y mecenas, la rusa judía Ida Rubinstein.
Estreno del ballet en la Opera Garnier
El estreno de la gran obra de Ravel se produjo el 22 de noviembre de 1928 en la Opera Garnier de Paris (Francia). Esa misma noche, el músico francés terminada su gira de 18 días por salas de concierto por España, con un concierto en la Embajada de Francia en Madrid.
Así que no estuvo presente en el estreno de su creación, que fue dirigida por Walther Straram (1876-1933) y coregrafiada por Bronislava Nijinska (1891-1972).
El ambiente del decorado simulaba una taberna barcelonesa en la que una veintena de hombres sentados observaban el baile sobre una mesa central de una seductora bailarina andaluza (Ida Rubinstein) para escándalo de la audiencia de la época.
A Ravel no le gustó, y pidió una nueva producción, más discreta. Pero no la vería en vida.
Versión orquestal
La versión orquestal de la obra fue estrenada también en París, el 11 de enero de 1930 en los Concerts Lamoreux, una vez expirada la cláusula de exclusividad que Rubinstein se había garantizado. Esta vez el propio Ravel se situó al frente de la orquesta.
Ravel también hizo dos transcripciones de su obra para piano, una para dos manos y la otra para cuatro manos.
Y a partir de ese momento, la obra se dio a conocer en todas las salas de concierto francesas y europeas, ayudada por el poder amplificador de la radio y de las numerosas transcripciones del Bolero de Ravel.