Estructura de los preludios
Como hemos visto, se trata de 24 piezas de corta duración que alternan estados de ánimo.
Preludio nº 1 en Do mayor
El primero de la serie es breve y relativamente lento y melodioso, con una melodía que se acelera conforme se avanzan compases, para terminar de nuevo con la languidez con la que comienza.
A mí me recuerda a la típica escena del pianista solitario en un rincón de un concurrido local, que efectúa sus evoluciones sin la atención del auditorio.
Preludio nº 2 en La menor
En el segundo, Chopin crea una melodía lenta y grave con la mano izquierda, de estilo funerario, pero llena de agradables disonancias para el oído, para dar la voz cantante a la mano derecha.
Tras unos compases, la melodía sube una octava en ambas manos para dar un toque más agudo a la pieza. Luego vuelve a ralentizarse, aún más, desplegando unos bellos acordes finales que te dejan pensativo.
Preludio nº 3 en Sol mayor
El tercer preludio es un acelerada sucesión de escalas de la mano izquierda a modo de estudio con la mano derecha dibujando una simpática y sencilla melodía.
En los últimos compases ambas manos tocan la misma escala en octavas distintas para languidecer y dar paso al triste cuarto preludio.
Preludio nº 4 en Mi menor
El cuarto preludio es uno de los más bonitos de la serie. Sus primeros compases son lentos, pausados y evocan melancólicos recuerdos.
A lo largo de la partitura se repite una melodía triste que da paso a una interpretación más elevada y acelerada de la misma melodía en su ascendente clímax, terminando de nuevo con bellísimos acordes de cierre.
Preludio nº 5 en Re mayor
El quinto de los preludios es breve y transitorio, alegre y animado, muy del estilo Chopiniano.
Al ser transitorio, la rápida sucesión de teclas parece ser un preludio en sí mismo del sexto preludio. Una acelerada presentación sin querer molestar, para dar el protagonismo a la siguiente pieza.
Preludio nº 6 en Si menor
Esta es una pieza lenta en la que el protagonismo se cede a la mano izquierda que toca una lánguida melodía, decandente y triste, acompañada por la derecha. De las más bonitas del conjunto.
Preludio nº 7 en La mayor
Este séptimo preludio es también una pieza breve y juvenil que anticipa, sin querer molestar, el agitado preludio octavo.
Preludio nº 8 en Fa sostenido menor
El octavo es un ejercicio de arpegios continuados de ambas manos, de gran dificultad de ejecución y que lanza una nueva y preciosa melodía, toda arpegiada.
Preludio nº 9 en Mi mayor
El noveno de los preludios es magistral, un himno al oído, una preciosidad de ejercicio que te llena de sentimiento conforme lo vas escuchando. El final es majestuoso. ¿Qué pasaría por la cabeza de Frédérik cuando lo compuso?
Es un preludio de gran calidad que recuerda en espíritu y grandiosidad al número 20.
Preludio nº 10 en Do sostenido menor
Este preludio es un rapidísimo y breve ejercicio de escalas con la mano derecha y acompañamiento de la izquierda.
Preludio nº 11 en Si mayor
Este preludio número 11 de Chopin recuerda a un viaje en sillas de postas por el campo mientras se agolpan en nuestra mente recuerdos de los días pasados en amistad o familia, ya atrás, camino de las obligaciones del día a día que nos esperan impacientes.
Melodías languidecientes típicas de Chopin.
Preludio nº 12 en Sol sostenido menor
El número 12 es un preludio atribulado, intenso y grave del autor que nos saca del adormecimiento de los temas precedentes. Prepárate para salir de tu ensoñación durante su agitado poco más de un minuto.
Preludio nº 13 en Fa sostenido mayor
El 13 se va acercando al preludio culmen, el 15, con una melodía muy agradable de escuchar.
Tiene un tema introductorio que da paso a un pasaje intermedio de bellísima factura, que te sume en una nostalgia y recuerdo de tiempos pasados que ya no volverán.
Preludio nº 14 en Mi bemol menor
El número 14 de los preludios es una sucesión breve de agitadas notas graves que parecen predisponer tu ánimo para el inolvidable preludio 15.
Preludio nº 15 en Re bemol mayor "Gota de agua"
Este es el más interpretado de los 24 preludios de Chopin y el de mayor duración, con más de cinco minutos que bien podría ser la quinta balada de Chopin.
Su pasaje central, con todo el protagonismo en las graves, simula una marcha fúnebre bajo la lluvia obstinada de un día de invierno por la dureza y tristeza de sus sonidos graves que crecen hasta la despedida del ser querido, con bellísimas melodías pasada la tormenta.
Todo en él es belleza desde la primeras notas, que son también las de cierre, tras el sombrío pasaje central.
Una obra maestra con brillo propio dentro de los 24 preludios opus 28.
Preludio nº 16 en Si bemol menor
El dieciséis es un preludio agitado, prestissimo, en el que es imposible seguir las escalas de la mano derecha ni los acordes de la izquierda.
Como buena pieza de Chopin todo en él es incomprensible hasta que decides dejar de pensar y simplemente escuchar.
Preludio nº 17 en La bemol mayor
El preludio número 17 de la serie es una lenta melodía de bar, que me recuerda al pianista solitario tocando para nadie en la esquina poco iluminada de una taberna en la que se gana unos céntimos mientras el gentío se divierte ausente.
De nuevo preciosas melodías cantabiles del maestro polaco.
Preludio nº 18 en Fa menor
Este preludio es rapidísimo e intenso, de nuevo difícil de seguir si buscas un significado. Lo mejor es dejar que la música actúe en tu cerebro y deje allí su atribulada impronta.
Preludio nº 19 en Mi bemol mayor
El número 19 de los preludios de Chopin es de nuevo melodioso y simpático, alegre y jovial.
Un guiño a la juventud gracias a sus acuáticos y arpegiados agudos. Algunos pasajes de este preludio recuerdan a las obras breves de Schumann.
Preludio nº 20 en Do menor
El preludio número 20 vueleve a ser un himno grandioso dedicado a una persona, un hecho o una gesta irrepetible. Recuerda en melodiosidad y magnitud al preludio nº 9.
Preludio nº 21 en Si bemol mayor
El 21 de los preludios es, de nuevo, simpático y alegre, melódico y tranquilo, como para dar un respiro a quien escucha los preludios por primera vez. Tiene una segunda parte muy bonita.
Preludio nº 22 en Sol menor
Este preludio es fugaz, agitado y atribulado, una vez más, como manda la tonalidad menor. No intentes seguir las notas, simplemente escúchalo para entender el tormentón que está cayendo sobre el teclado y sobre tu cerebro las primeras veces que lo escuchas.
Preludio nº 23 en Fa mayor
El 23 es un preludio de tránsito, agíl y rápido pero agradable por el predominio de compases arpegiados de la mano derecha.
Un respiro antes del cierre final del conjunto.
Preludio nº 24 en Re menor
El cierre de los preludios opus 28 de Chopin es grandioso.
Bien podría bien haber sido el tema de apertura de estos preludios. O el movimiento inicial de una de sus tres Sonatas para piano a las que recuerda. Pero si está donde está es porque el compositor así lo quiso.
Recuerda a un viaje acelerado a caballo por la campiña a altas horas de la noche.
Tras la recepción de una noticia inquietante el jinete espolea la montura, corre, corre. Debe volver rápido, con alguna pausa para descansar, pero con la incesante sensación de que algo grave está ocurriendo y debe acudir al encuentro de lo desconocido a la mayor brevedad.
Termina el tema con tres intensos acordes de las notas graves del teclado, convenientente espaciados para aumentar la agonía del tema, que parecen sendos aldabonazos en la puerta de la mansión donde nos esperan con noticias inquietantes.
Es otra de esas piezas que bien merecen un espacio independiente de las demás.