Louis Hector Berlioz (1803-1869), compositor francés, es uno de los máximos exponentes del romanticismo francés del siglo XIX.
Con 20 años fue enviado a París para estudiar medicina pero abandonó esta opción por la música, escandalizado de la disección en la clase de anatomía.
Allí estudió composición y ópera, en el Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de París, donde recibió clases de su maestro Jean-François Lesueur. Allí aprendió la flauta y guitarra pero no el piano. Mucho de los fantástico (psicodélico según Bernstein) de su obra, se debió a su carácter tímido y taciturno. Se emocionaba fácil y profundamente leyendo a Virgilio o cuando estuvo enamorado. Mucho de los fantástico (psicodélico según Bernstein) de su obra, se debió a su carácter tímido y taciturno. Y a su afán por el opio, su ateísmo y sus creencias en las fuerzas sobrenaturales.
La obra más conocida de Berlioz es su Opus 14, Sinfonía fantástica de 1830 dedicada al Zar Nicolás I de Rusia. La sinfonía fantástica es un bello y claro ejemplo de la música descriptiva. También compuso Romeo y Julieta o Los Troyanos. Su trabajo fue más apreciado fuera de Francia que dentro.
En concreto, Schumann, Liszt y Wagner elogiaron su aportación a la música del XIX. Para Tchaikovski y otros compositores rusos de la época, era un dios.
Pero no es hasta los años 1960 que los grandes directores de orquesta ingleses (Sir Colin Davis, Sir John Eliot Gardiner y John Nelson) reconocieron su obra incorporándola al circuito popular.
Sir Colin Davis grabó la obra de Berlioz entera, incluyendo la primera grabación completa de Los Troyanos.
Inicios musicales
Berlioz nació en La Côte-Saint-André (Isère), Francia, el 11 de diciembre de 1803 de un padre médico de provincias aficionado a la acupuntura y una madre dedicada a sus tareas.
Si por sus padres fuera, el joven Héctor hubiera sido médico ejerciente en vida. Pero sus derroteros le llevaron a renunciar a sus estudios de medicina a los 18 años, para ingresar en el Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de París.
Durante los 10 años que duró su formación musical, aprendió flauta y guitarra (pero no el piano). Aunque lo que más le caracterizó fue su lucha por contrariar las reglas de composición musical clásica de sus profesores.
Durante su juventud Berlioz comenzó a producir una música distinta a lo conocido. Algo agreste y abrupta para la época pero distinta (para algunos oyentes era una pesadilla acústica) algo que le ayudó a hacerse un nombre.
Sus partituras musicales estaban repletas de sentimientos encontrados salpicados entre las anotaciones del autor.
Sinfonía fantástica
Muchas de las obras de Hector Berlioz huyen de las formas musicales tradicionales para convertise en extensas obras de estructura libre inspiradas en obras literarias de la época.
Su Sinfonía Fantástica (Épisode de la vie d'un artiste en cinq parties), Opus 14, es una obra maestra.
Fue compuesta en 1830 cuando el compositor contaba 27 años y es un exponente de la llamada música programática. Es decir, música que requería a la audiencia la lectura de una sinopsis con el «argumento» de la sinfonía antes de su interpretación.
Su fuente de inspiración para esta melódica composición fue la obra del escritor romántico inglés Thomas de Quincey, Confesiones de un inglés comedor de opio.
El dramatismo de sus cinco movimientos se deben acreditar a la actriz Henrietta Constance Smithson (Ofelia en una representación de Hamlet), de la que estaba locamente enamorado. El recurso a los opioides por el autor puso lo demás.
Pero su estreno fue un auténtico éxito de audiencia. Fue considerada por la crítica una obra sensacional e innovadora.
No te pierdas su movimiento segundo, un vals vibrante y bellísimo que pronto estarás tarareando en la ducha, sin darte cuenta.
Esta obra se inspiró en la Sexta sinfonía de Beethoven (La Pastoral). Pero a su vez fue obra de inspiración directa para la tercera sinfonía de Tchaikovski.
Estancia en Roma
Ese mismo año 1830 Hector ganó el Premio de Roma, entonces la mayor beca dineraria de la música. Y eso lo llevó a Italia dos largos años, estancia truncada por los amoríos imposibles del músico por una pianista y concertista belga de nombre de soltera Marie Moke (Marie Pleyel, de casada).
Berlioz como director de orquesta
Durante su treintena, Berlioz se dedicó a la composición y a la crítica musical ya que sus estipendios no le permitían grandes alegrías. Y también a la dirección de orquesta, a veces en grandísimos formatos (llegó a dirigir obras con hasta "800" instrumentistas a la vez) de sus propias composiciones y de terceros.
Muy a su pesar, se le reconoció en vida más celebridad por sus espectaculares direcciones orquestales que por sus dotes de compositor. En este papel de dirección orquestal acostumbraba a dar ciclos de conciertos en Alemania e Inglaterra, donde dirigía óperas y música sinfónica, propias y de compositores terceros.
Se diría por sus dos casamientos, con la actriz irlandesa Harriet Smithson (1833 a 1854) y posteriormente con una mezzosoprano italiana Marie Recio (1854 a 1862), que amaba la vida en el escenario.
Su ensayo pedagógico Gran tratado de instrumentación y orquestación moderna estableció su reputación como maestro de la instrumentación. Tanto es así que la obra fue bien acogida por Mahler y Strauss. Se dice que Modest Músorgski murió con una copia del tratado de Berlioz en su cama.
Berlioz tuvo un hijo de nombre Louis Berlioz. Falleció en París, el 8 de marzo de 1869, a los 66 años de edad. Está enterrado en el cementerio parisino de Montmartre junto con sus dos esposas.