Carlo Maria Giulini (1914-2005) fue uno de los directores de orquesta más eminentes del siglo XX. Nacido en Barletta (Apulia italiana), su interpretación apasionada y su dedicación a la excelencia artística durante 54 años de actividad profesional lo llevaron a convertirse en un referente mundial y a dejar una huella imborrable en la historia de la música clásica.
Giulini aprendió de los grandes directores de orquesta de la primera mitad del siglo XX (Walter, Furtwängler, Strauss y Otto Klemperer) e lideró a la generación de la posguerra europea junto con von Karajan, Sergiu Celibidache, Georg Solti o Rafael Kubelik.
Biografía de Giulini
Primeros años
Carlo Maria Giulini nació el 9 de mayo de 1914 en Barletta, una pequeña ciudad en la región de Apulia, Italia. Desde su infancia mostró un profundo interés por la música clásica. Su familia, reconocida por su amor por las bellas artes, alentó sus inclinaciones musicales.
A los dieciséis años, Giulini ingresó en el Conservatorio de Santa Cecilia (Accademia di Santa Cecilia) en Roma, donde estudió violín, viola y dirección de orquesta con el afamado violinista Remigio Rey Prìncipe (1889–1977). E
n Santa Cecilia también recibió clases de composición del músico Alessandro Bustini (1876-1970) y de dirección de Bernardino Molinari (1880-1952). En esta institución fue el violista de la Orquesta Augusteo (posteriormente
Biografía de Giulini
Primeros años
Carlo Maria Giulini nació el 9 de mayo de 1914 en Barletta, una pequeña ciudad en la región de Apulia, Italia.
Desde su infancia mostró un profundo interés por la música clásica. Su familia, reconocida por su amor por las bellas artes, alentó sus inclinaciones musicales.
A los dieciséis años, Giulini ingresó en el Conservatorio de Santa Cecilia (Accademia di Santa Cecilia) en Roma, donde estudió violín, viola y dirección de orquesta con el afamado violinista Remigio Rey Prìncipe (1889–1977). También estudió en la Accademia Chigiana de Siena con Alfredo Casella (1883-1947).
En Santa Cecilia también recibió clases de composición del músico Alessandro Bustini (1876-1970).
En esta institución fue el violista de la Orquesta Augusteo (posteriormente Orquesta Santa Cecilia) y tuvo la suerte de tocar bajo directores de primera como los alemanes Bruno Walter (1876-1962), Wilhelm Furtwängler (1886-1954), Richard Strauss (1864-1949) y Otto Klemperer (1885-1973). O el ruso Igor Stravinsky (1882-1971).
La primera interpretación pública de Giulini fue la Sinfonía n.° 1 de Brahms bajo la batuta de Bruno Walter quien, según dijo Giulini, tenía el don de hacer que cada músico se sintiera importante. Luego clases de dirección de Bernardino Molinari (1880-1952).
Durante la Segunda Guerra Mundial, y aunque se consideraba un pacifista, sirvió como oficial de la resistencia italiana contra el régimen nazi. Y tuvo que pasar 9 meses escondido de los nazis junto con una familia judía y dos amigos.
Este período de su vida no solo revela su valentía, sino también su compromiso con la libertad y la justicia, valores que resonarían en su interpretación musical posterior.
Tras la liberación de Roma el 4 de junio de 1944, Giulini fue elegido para dirigir el primer concierto de la Academia de la posguerra, el 16 de julio de 1944.
En el programa estaba la Sinfonía nº 4 de Brahms, que se convirtió en la obra que dirigió con más frecuencia a lo largo de su carrera, con un total de 180 representaciones.
Carrera musical
La carrera de Giulini despegó a partir de la década de 1950. Y lo hizo con el género de la ópera. Su primera ópera, La Traviata de Verdi, se estrenó en Bérgamo en 1950.
Su debut como director de orquesta fue en 1952 con la recién creada Orquesta Sinfónica de la RAI en Milán. Rápidamente atrajo la atención de críticos y entendidos por su innovadora programación (compositores barrocos italianos y Domenico Scarlatti), su enfoque detallado y su profunda conexión emocional con la música y su audiencia.
Su habilidad para extraer lo mejor de los músicos bajo su dirección se volvió emblemática y característica de su estilo musical.
En aquellos años dirigió las retransmisiones musicales de Radio Roma y, más tarde, de Radio Milano (1946 a 1951). Tras escuchar la casi olvidada ópera de Joseph Haydn "Il mondo della luna", el gran director Arturo Toscanini (1867-1957) le pidió una reunión de la que surgió una gran amistad y vínculo profesional. Toscanini recomendó a Giulini para la dirección musical de La Scala de Milán.
Entre 1953 y 1956, Giulini dirigió 13 producciones musicales en La Scala, pero tuvo que renunciar tras el abucheo a María Callas en una de sus representaciones de El barbero de Sevilla durante 1956.
A partir de 1955, el italiano comenzó a participar en festivales en Reino Unido (Covent Garden, Edimburgo y Glyndebourne). Ese año hizo su debut en Estados Unidos con la Orquesta Sinfónica de Chicago, lo que le llevó a una asociación de 23 años con la orquesta a partir de 1969.
Durante la década de 1960, Giulini tuvo una gran demanda como director invitado de las principales orquestas de todo el mundo e hizo numerosas grabaciones bien acogidas por crítica y público con la Filarmónica de Londres.
En Estados Unidos
En su etapa de madurez, su liderazgo como director musical de la Orquesta Sinfónica de Chicago (1969-1978) y, posteriormente, de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles (1978-1984), sustituyendo a Zubin Mehta, consolidó su estatus como uno de los grandes maestros de su tiempo.
Desde su retiro en Los Ángeles siguió trabajando como director invitado en las grandes orquestas de París, Chicago, Milán, Berlín y Viena.
Estilo de dirección
El estilo de Giulini se caracterizaba por su meticulosidad y su capacidad para comunicar las sutilezas emocionales de cada partitura musical.
Evitando excentricidades innecesarias, prefería una interpretación profunda y reflexiva que respetara la intención del compositor. Su estilo de dirección de la orquesta se convirtió en un equilibrio magistral entre la precisión técnica y la expresividad emocional.
En cuanto a su estilo musical, Giulini destacó por su enfoque ecléctico, interpretando tanto el repertorio clásico como el contemporáneo, ambos con igual maestría.
Su habilidad para capturar la esencia emocional de las obras le valió elogios, especialmente en interpretaciones tardías de compositores clásicos como Mozart, Beethoven y Verdi.
Fallecimiento
Giuilini se retiró de la escena musica en 1988. Falleció el 14 de junio de 2005 en Brescia (Italia) a los 91 años.
En el obituario del The New York Times se decía que:
Far from being an autocratic conductor or a kinetic dynamo of the podium, Mr. Giulini was a probing musician who achieved results by projecting serene authority and providing a model of selfless devotion to the score. His symphonic performances were at once magisterial and urgent, full of surprise yet utterly natural.
Traducido al español sería algo así:
Lejos de ser un director autocrático o una dinamo cinética del podio, Giulini fue un músico inquisitivo que logró resultados proyectando una autoridad serena y brindando un modelo de devoción desinteresada a la partitura. Sus interpretaciones sinfónicas fueron a la vez magistrales y urgentes, llenas de sorpresa pero absolutamente naturales.