Esteban Sánchez Herrero (1934-1997) fue un destacado pianista y compositor español. A lo largo de su carrera, dejó un legado significativo en la música clásica y contemporánea, ganándose el reconocimiento de crítica y gran público tanto nacional como internacional.
Para los anales de la historia musical española quedará su magistral interpretación de la Suite para piano Iberia de Isaac Albéniz (1860-1909) en los Festivales Internacionales de Granada y Barcelona y sus grabaciones con la Orquesta Ciudad de Barcelona para el sello discográfico Ensayo.
Su muerte prematura a los 63 años se llevó al pianista español más internacional del siglo XX (con permiso de Joaquín Achúcarro y Alicia de Larrocha).
Biografía de Esteban Sánchez
Primeros años
Esteban Ricardo Sánchez Herrero, Esteban Sánchez, como se le conoció desde siempre en el entorno musical, nació el 26 de abril de 1934, en la pintoresca localidad de Orellana la Vieja, en la provincia de Badajoz (Extremadura - España). Provenía de una familia humilde, pero con cierto arraigo musical.
Su padre era sastre y su madre se ocupaba de sus labores, pero su tío abuelo, Joaquín Sánchez Ruiz fue un destacado maestro de capilla de la catedral. Esto lo convirtió en el primer mentor del pequeño Esteban de siete años, a quien introdujo en los misterios y la belleza del arte musical.
El talento y pasión por la música revelados en Esteban desde temprana edad, lo llevaron a sus once años a recibir su educación formal en el Real Conservatorio de Música de Madrid gracias a una beca de la Diputación de Badajoz.
Allí, bajo la tutela de la célebre pianista malagueña Julia Parody (1890-1973), pulió su destreza técnica y perfeccionó su expresividad artística.
Esto le permitió obtener el "Premio Extraordinario Fin de Carrera" de 1948, a sus 14-15 años y el Primer Premio de Música de Cámara del Conservatorio de Madrid en 1949.
Juventud
Pronto comienza a hacerse un hueco ganando sus primeros premios internacionales, como el Diploma de Honor en el “Concours International Marguerite Long” de París en 1951.
En Italia
Ansioso por enriquecer su comprensión musical, en 1953 cruzó fronteras y se dirigió a Roma, donde estudió con el renombrado maestro romano Carlo Zecchi (1903-1984). El italiano se dirigió en estos términos a la profesora Parody:
Soy un admirador de su alumno Esteban y estoy bien feliz de poderlo tener en Roma para trabajar con él. Espero que él esté satisfecho de mis modestos consejos y que pueda retornar luego a su patria enriquecido por nuevas experiencias artísticas y espirituales.
La formación con Zecchi se realizó en la Academia Santa Cecilia de Roma gracias a una beca del gobierno italiano.
Allí, el veinteañero Esteban compartió pupitre (o mejor "taburete") con un niño Daniel Barenboim (1942) de 12 años, que admitió que "Esteban es el único pianista al que yo he tenido verdadero miedo en un concurso”.
También se le atribuye a Barenboim, tras conocer la versión de Sánchez de la Suite Iberia esta demoledora afirmación: "Pero, ¿qué hace España con un talento musical semejante casi oculto?”.
En París
Más adelante, recomendado por Parody, Sánchez viajó a París para recibir las enseñanzas del legendario pianista y director de orquesta, Alfred Cortot (1877-1962), profesor de Parody.
En la Escuela Normal de Música de París (École Normale de Musique de Paris) fundada por Cortot y Auguste Mangeot en 1919, Esteban Sánchez dio certeros pasos hacia la excelencia musical.
Esto llevaría a Cortot a dejar para la posteridad sus famosas palabras: "Cada siglo nace un genio de la música; el del siglo XX es el pianista español Esteban Sánchez".
Premios y galardones
El talento inigualable de Esteban Sánchez Herrero no pasó desapercibido en el escenario internacional. Con su carisma y dominio del teclado, cautivó a audiencias y jurados de renombre en diversos certámenes.
Ganó prestigiosos premios internacionales, Entre ellos, el Tercer Premio en el Concurso Internacional Ferruccio Busoni de Bolzano en 1953, y un año más tarde, en 1954, el Primer Premio Internacional Alfredo Casella en Nápoles, la Medalla de Extremadura.
En 1954 también, Esteban Sánchez Herrero hizo historia al lanzar su primer álbum de estudio, "Impresiones de España" de Joaquín Turina, bajo el sello Capitol Records. Esta audaz incursión discográfica consolidó su reputación como intérprete y pianista excepcional, y le otorgó un lugar destacado en el ámbito de la música clásica.
En 1955 obtuvo el premio Dinu Lipatti al pianista joven más prometedor de la Fundación Harriet Cohen de Londres en reconocimiento a su contribución sobresaliente al mundo musical. Todos estos galardones lo consagraron como uno de los más grandes pianistas de su generación.
En junio de 1956 regresa a Roma para culminar su formación con el Curso de Perfeccionamiento en la Academia Santa Cecilia. Obtiene el diploma del curso con la nota máxima de 10, ex aequo con Daniel Barenboim. Su interpretación magistral de las obras españolas en Roma simplemente cautivó a los oyentes.
Madurez
Hasta finales de la década de los setenta, Sánchez recorrió las salas de conciertos más importantes de Europa y América. Además, la Fundación Juan March le otorgó una beca internacional para difundir la música española por Italia e Inglaterra, donde obtuvo una muy buena crítica musical.
A lo largo de su carrera, Esteban demostró un compromiso inquebrantable con la enseñanza y la promoción de jóvenes talentos.
En 1978, regresó a su tierra natal, Badajoz, para impartir clases en el Conservatorio de la ciudad. Su dedicación a la formación de nuevas generaciones de pianistas dejó una marca indeleble en la educación musical de la región y nutrió el crecimiento de futuros artistas.
Fallecimiento
El legado de Esteban Sánchez Herrero como virtuoso pianista, educador apasionado y embajador de la música española ha dejado una huella imborrable en la historia de la música clásica.
Su genialidad artística y su compromiso con la formación de nuevas generaciones continúan inspirando a músicos y amantes de la música en todo el mundo.
Aunque su partida el 3 de febrero de 1997 (murió en un taxi de un infarto a los 63 años, cuando se dirigía a dar clases) dejó un vacío en el mundo musical, su legado perdura para la eternidad en las grabaciones que nos dejó.