Uno de los conciertos para piano más bonitos jamás escrito es el Concierto para piano y orquesta nº 21 de Wolfgang Amadeus Mozart.
Escrito en Do mayor, y con el número de obra K.467 tiene un lánguido y pegadizo segundo movimiento que te llevará a querer escucharlo una y otra vez. Una vez ahíto de tanta sensiblería, querrás ampliar a los dos movimientos de apertura y cierre del Concierto para tener una idea de conjunto más equilibrada y así poder admirar la grandeza de esta obra musical como un todo.
El nº 21 es un concierto que suele ir de la mano del también precioso Concierto para piano nº 20, K.466. Ambos fueron compuestos en Viena en la misma época (10 de febrero de 1785 el nº 20 y marzo de 1785 el nº 21). El periodista, escritor y biógrafo norteamericano, David Grayson (1870-1946) dedicó una publicación al análisis de estos dos conciertos en detalle.
En esta entrada analizamos el Concierto para piano nº 21 de Mozart.
Conciertos para piano de Mozart
Mozart fue uno de los máximos exponentes del Clasicismo musical. Su corta vida (murió con tan solo 35 años) transcurrió entre 1756 y 1791 justo antes de las revoluciones burguesas que acabarían con las monarquías absolutas en toda Europa.
Siendo un prodigio musical, tuvo el privilegio de poder componer y tocar su música para todos los salones y cortes de media Europa. Su fama se la ganó a pulso, pero a costa de ser una especie de genio musical errante.
En sus años jóvenes de gira europea, no pudo lograr la estabilidad de un mecenas que lo afianzará tranquilamente en una ciudad con su familia. Más bien fue un talento errante en Salzburgo y Viena que pasaba meses de gira por Paris, Londres, Ámsterdam o Roma. Esto le condenó a no descansar mientras crecía y perdía la candidez y el atractivo del pequeño prodigio musical.
Entre 1767 y 1791 compuso 27 conciertos para piano y orquesta. Los cuatro primeros (KV 37, 39, 40 y 41) fueron más bien adaptaciones al piano y arreglos orquestales de movimientos de sonatas de otros compositores. Por tanto, no fueron obras originales, pero hay que reconocer que los hizo con 11 años.
Los números 14 en adelante fueron escritos a partir de 1784 y se consideran obras de madurez del austríaco.
Su último concierto para piano el número 27 (KV 595) fue su primera composición de 1791 (murió el 5 de diciembre de ese año) y representa un retorno de Mozart al género.
Conciertos previsibles
Si algo tienen en común sus conciertos para piano y orquesta es que son previsibles. Y lo son porque todos ellos se ajustan fielmente al patrón clásico del concierto para piano.
La estructura de los conciertos para piano y orquesta de Mozart comprende tres movimientos siempre. El concierto comienza con un Allegro, que es un primer movimiento rápido.
Le sigue un segundo movimiento lento (Andante o Adagio) en el que el compositor a veces permite alguna floritura al intérprete como en el Concierto para piano nº 21 de este post.
Cierra el concierto un tercer movimiento, de nuevo rápido (Allegro) como el primero, que envuelve el conjunto y le da empaque.