Fantasia en Fa menor D. 940 de Schubert

Beethoven sobre su coetáneo austríaco. "En verdad que en este Schubert se encuentra una chispa de fuego divino."
Romanticismo
Schubert (1797-1828)
  • Piano a 4 manos
  • D. 940
  • Op. posth 103
  • Caroline Esterházy
Franz Schubert retrato de 1827
En una ocasión en la que la condesa Carolina Esterházy le reprochó no haberle dedicado ninguna composición hasta la fecha, él respondió: “¿Por qué? ¡De todos modos, todo está dedicado a ti!“

Franz Schubert (1797-1828) fue uno de los precursores del Romanticismo musical del XIX. A él y a su estilo de vida apurado en lo económico pero jovial y festivo en lo personal, se le deben más de seiscientas composiciones de pequeño formato llamadas lieder, que se podían escuchar en sus frecuentes veladas musicales vienesas entre amigos. Una de sus obras más melódicas, de mayor formato se ideó pensando en un piano y dos pianistas. Su Fantasia en Fa menor D. 940 de Schubert para piano a 4 manos es simplemente magistral.

Quizás tuvo que ver en ello la destinataria de su dedicatoria, la joven condesa Caroline Esterházy de Galantha que tuvo en jaque al compositor, en un amor doloroso y no correspondido.

En este post vamos a repasar esta obra maestra que es la Fantasia en Fa menor D. 940 de Schubert (Op. posth 103).

Fantasia en Fa menor D. 940 de Schubert

Schubert fue un compositor austriaco que tuvo la mala fortuna de vivir muy poco tiempo ya que murió el 19 de noviembre de 1828 de alguna enfermedad venérea complicada por una infección renal.

Aún así, en sus escasos veinte años de producción musical fue capaz de componer muchas más obras (es verdad que la mayoría de pequeño formato) que Brahms, que murió a los 63 años, componiendo durante 50 años.

Piano a cuatro manos

Schubert escribió bastantes obras populares para piano a cuatro manos como su Sonata en Do mayor "Grand Duo" D. 812 o sus marchas militares Opus 51. Y escribió obras más largas para piano a cuatro manos.

Pero la crítica coincide en que nunca escribió una obra mejor para piano a cuatro manos que la Fantasía en Fa menor, D. 940.

Compuesta en Viena, entre enero y marzo de 1828, la obra fue estrenada con Schubert y su gran amigo, el compositor Franz Lachner (1803-1890), al piano, el 9 de mayo de 1828 durante una reunión de amigos.

Esta sería una de las últimas Schubertiades del año. No hay que olvidar que pocos meses más tarde, en noviembre de 1828, Franz falleció por varias complicaciones de salud.

La Fantasía fue publicada por el compositor y editor Anton Diabelli (1781-1858) en marzo de 1829, a petición de sus familiares. Por tanto se trata de una obra póstuma, catalogada con el Opus póstumo 103.

El manuscrito original se conserva en la Biblioteca Nacional de Austria.

Una obra maestra

La Fantasía en Fa menor es una obra maestra por varias razones. La primera de ellas porque es una pieza de unos 20 minutos de duración y cuatro movimientos que, en contra de la costumbre, se tocan seguidamente.

La segunda por tratarse de una Fantasía. Es decir, de una composición libre que no se ajusta a ningún patrón formal. Por eso, el autor decidió componerla para ser tocada seguidamente. Y por eso los estudiosos dicen que esta Fantasía y Schubert están siendo el puente de unión entre la forma Sonata clásica y el poema sinfónico (tone poem) posterior, del siglo XIX.

La tercera por su melodiosidad. La obra se inicia con un "contagioso" tema inicial lánguido y melancólico que se repite varias veces a lo largo de la partitura en tonalidades menor y mayor, intercalado por cambios de estilo y humor. Y por pasajes "cantabiles" que también se escuchan en muchas de sus sonatas para piano.

Los hermanos holandeses Lucas y Arthur Jussen interpretan la Fantasia en Fa menor D. 940 de Schubert para piano a 4 manos en el Seoul Arts Center (2014).

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Estructura de la Fantasía en Fa menor

Una "Fantasia" es una composición que goza de bastante libertad por parte de su autor, sin necesidad de ajustarse a un patrón formal (como lo fue la forma Sonata). En ella el compositor disfruta dejándose llevar por su creatividad libremente, pero con un cierto orden.

Esta Fantasía en Fa menor de Schubert está pensada para ser tocada "del tirón", sin interrupciones formales entre sus distintos movimientos. Su duración, dependiendo de la interpretación es de unos 20 minutos. En ese sentido, tiene semenjanzas con su "Wanderer Fantasy", D.760 para piano compuesta en 1822.

Aunque se interpreta como un todo, tiene estos cuatro movimientos (o estados de ánimo):

  • I. Allegro molto moderato (unos 5 min.)
  • II. Largo (unos 3 minutos)
  • III. Scherzo. Allegro vivace (casi 6 minutos)
  • IV. Finale Allegro molto moderato (Tempo primo) (unos 5 minutos)

La pieza se abre sobre la nota tónica con una melodía lánguida, triste, simple y conmovedora en Fa menor (se repite después en Fa Mayor), con un tempo marcado como "Allegro molto moderato". A mí me recuerda al impresionante Trío nº 2 in Mi bemol mayor para piano, violin y cello D. 929 (noviembre 1827), inseparable del Barry Lyndon de Kubrick.

Le sigue un tormentoso y fortissimo Largo en Fa sostenido menor muy poderoso, y un Allegro vivace a modo de Scherzo también en Fa sostenido menor.

El finale comienza con una repetición del primer tema del movimiento inicial, tanto en Fa menor como en Fa mayor, antes de introducir una transición a una fuga basada en el segundo tema. Esta brillante doble fuga masiva culmina con un nuevo tema contrastado con la melodía inicial como segundo tema. Tras alcanzar un enorme clímax polifónico y una breve pausa, la melodía triste, sencilla y conmovedora del inicio se puede escuchar para cerrar la obra.

Fantasia en Fa menor D. 940 de Schubert

  • Piano a 4 manos
  • D. 940
  • Op. posth 103
  • Caroline Esterházy

Dedicada a la Condesa Caroline Esterházy von Galantha

La Fantasía en Fa menor de Schubert fue dedicada a la condesa Caroline Esterházy von Galantha, hija de su antiguo mecenas, Johann Karl von Galantha, conde de Esterházy.

En el verano de 1818, un joven Franz de 21 años recibió una invitación del conde Esterházy para convertirse en tutor de sus dos hijas pequeñas, Marie y Caroline, en su residencia familiar de Zseliz (antigua Hungría, hoy Eslovaquia), a unos 200 kilómetros de Viena.

En el gran patio central de la barroca construcción, Franz enseñaría piano y canto a las dos jóvenes condesas, Marie, de 16 años, y Caroline, de 12. Además, para completar su pensión de 75 florines mensuales, al músico se le pidió amenizar las tardes de la familia y sus invitados.

Sus amigos tienen documentadas cartas de Schubert de agosto de 1818 comunicándoles su alegría por estar en aquella residencia. En ellas informaba detalladamente sobre el palacio y su personal. Al parecer, le gustó especialmente una camarera, Pepi Pockelhofer, a quien describió como "muy bonita y, a menudo, mi compañera". No está claro si Schubert tuvo una aventura con la camarera.

Schubert permaneció en contacto con la familia Esterházy y en mayo de 1824 regresó por segunda vez a Zseliz, esta vez en mejores condiciones. Se le subió la pensión a los 100 florines mensuales y el joven Franz se pudo alojar en una de las habitaciones de invitados de la casa principal, almorzando y cenando con la familia.

Aún así, a pesar de la compañía, sentía cierta soledad que recogió por escrito en su correspondencia. A finales de septiembre le escribió a su amigo Schober: “Ahora estoy sentado aquí, solo, en lo más profundo de la campiña húngara, donde lamentablemente me dejé seducir por segunda vez sin tener una sola persona con quien pudiera hablar una palabra sensata”.

Sin embargo, no todo fue pesimismo. La condesa Caroline, ahora con 18 años recién cumplidos, se había tornado en una mujer radiante y hermosa. Karl von Schönstein escribe en sus memorias posteriores que “una llama poética por Caroline surgió en el corazón de Schubert. Esta llama continuó ardiendo hasta su muerte”.

Según el testimonio de Schönstein, "Caroline sentía un gran respeto por él y por su talento, pero no correspondía a su amor, aunque seguramente debía ser consciente de sus sentimientos".

El anecdotario cuenta que, en una ocasión en la que la condesa Carolina reprochó al compositor no haberle dedicado una composición, él respondió: “¿Por qué? ¡De todos modos, todo está dedicado a ti!“

Como han observado algunos críticos musicales, “no es descabellado escuchar en el anhelante dúo de amor central de la Fantasía una expresión idealizada de una relación que las diferencias sociales por sí solas hacían imposible".

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