La Ofrenda Musical de Bach (Musikalisches Opfer) BWV 1079 es una obra de madurez de Johann Sebastian Bach (1685-1756). Se conoce como "ofrenda" porque fue un regalo que un Bach en sus últimos años dedicó al rey Federico de Prusia tras su encuentro musical un par de meses antes. En su encuentro previo, el monarca, aficionado a la flauta travesera, improvisó unas notas brillantes y retó al músico a improvisar una pieza a partir de las mismas.
En esta entrada te cuento un poco más sobre el magnífico encuentro entre el Rey de Prusia y Bach. Y sobre cómo se gestó esta obra maestra.
Encuentro entre Federico y Bach el viejo
El 7 de mayo de 1747, tres años antes de su muerte en 1750, un anciano y casi ciego Bach de 62 años visitó al joven rey Federico II El Grande, tercer rey de Prusia, en Postdam (Alemania).
El encuentro se produjo tras alguna insistencia por parte del monarca de 35 años, hecha directamente a Johann Sebastian, y a través de su hijo Carl Philipp Emanuel (CPE Bach) entonces asalariado en su corte real como clavecinista, y recién estrenado como padre.
El viejo Bach, como se conocía a Johann Sebastian para diferenciarlo de su hijo CPE, aprovechó la circunstancia del bautizo de su primer nieto, Adam en Postdam, para visitar, por fin, al rey Federico de Prusia.
Frederick, un consumado amante de la cultura y de la música, era un buen intérprete y compositor de música de flauta (se formó en este instrumento con Johann Joachim Quantz (1697-1773)).
Tal era su amor por la música que había dedicado mucho presupuesto a comprar la producción de pianofortes del fabricante alemán Gottfried Silbermann (1683-1753) y quería que Bach probara una de sus últimas adquisiciones. Y en el encuentro de ambas personalidades, contaba ya con una valiosa colección de 15 ejemplares de Silbermann en Sanssouci.
El propio Bach ya había probado, no sin cierta crítica, el primer prototipo Silbermann en los años 1730. Tras la toma de contacto, recomendó al fabricante hacer mejoras.
Al contrario del hasta entonces habitual clavecín, el pianoforte permitía jugar con la intensidad del sonido gracias al macillo que golpea las cuerdas de cada tecla, y a discreción del intérprete. Esta mejora permitía introducir una nueva dimensión en las composiciones, más allá del tempo: la intensidad.
El encuentro entre Bach y el Rey Federico tuvo lugar en el Palacio de Sanssouci, residencia real habitual de verano.
Y debió de ser intenso como uno de los biógrafos del viejo Bach, Johann Nikolaus Forkel (1749-1818) dejó narrado:
Una noche, cuando Federico preparaba su flauta, sus músicos listos para comenzar, un funcionario le trajo la lista de los extranjeros llegados ese día. Blandiendo la flauta y el documento repasó la lista, y, tras una pausa, y dirigiéndose a los músicos allí reunidos, les dijo, no sin cierta agitación: «Señores, el viejo Bach está aquí!».
No se sabe si Federico tenía ya preparada una melodía de flauta, si le ayudó Quantz o si, como aseguró, fue fruto de su improvisación del momento. Pero tras interpretar su "Thema Regium", el Rey retó a Bach a improvisar una pieza al pianoforte.
No se sabe si lo hizo en el momento, porque el viejo Bach tenía dificultad de visión y estaba cansado de su largo viaje de Leipzig a Postdam. Tal vez pidió tiempo al rey.
De vuelta a Leipzig, quedó tan impresionado por las notas del Rey Federico que, a partir de ellas, compuso días mas tarde su Ofrenda Musical, Das Musikalische Opfer, BWV 1079.