Sinfonía nº 3 con órgano de Saint-Saëns

"Con ella he dado todo lo que podía dar. Lo que hice no podría conseguirlo de nuevo" (Saint-Saëns sobre su 5ª y última sinfonía en 1886)
Romanticismo tardío
Saint-Saëns (1835-1921)
  • Sinfonía n.º 3 Do menor
  • Avec orgue
  • Con órgano
  • Op. 78
Teclado de un órgano Aristide Cavaillé-Coll
Se estrenó el 19 de mayo de 1886 en el St James's Hall de Londres. Pero la crítica inglesa no fue la que el músico esperaba. Sin embargo, su amigo Liszt, convaleciente, y a quien fue dedicada la obra, escribió a Saint-Saëns una carta el 19 de junio de 1886 para felicitarle y agradecerle su intención de dedicársela.

Una de las composiciones musicales más brillantes de Camille Saint-Saëns (1835-1921) es su Sinfonía nº 3, con órgano, de 1886. Dedicada a su amigo Franz Liszt (1811-1886) que moriría ese mismo año, se trata de una auténtica obra maestra en dos movimientos que incorpora el órgano al elenco orquestal con discreción, pero con contundencia. Es decir, que se trata de una sinfonía con órgano (y piano), pero donde el órgano, o el piano, no tienen un destacado papel solista como en otras piezas musicales.

Sigue leyendo para saber más sobre esta increíble pieza musical que, aunque difícil al oído del principiante, es una de las piedras angulares de Saint-Saens, junto con su Concierto para piano nº 2 en Sol menor, Op. 22 (compuesto en 1868, en 17 vertiginosos días).

A continuación, te cuento más sobre la Sinfonía nº 3 con órgano de Saint-Saëns.

Contexto histórico

El 4 de julio de 1885, los directores de la Real Sociedad Filarmónica de Londrés (Royal Philharmonic Society, ver abajo), se pusieron de acuerdo para comisionar a un músico francés de prestigio con la tarea de una nueva obra orquestal.

Su primera opción era Charles Gounod (1818-1893), siendo "suplentes" tanto Léo Delibes (1836-1891), Jules Massenet (1842-1912) y el propio Saint-Saëns. Se desconoce cómo el destino quiso que fuera este último el elegido, pero es cierto que, a comienzos de 1886, Saint-Saëns tenía una invitación de la Sociedad para interpretar el Concierto para piano n.º 4 de Beethoven al frente del instrumento principal.

Y se sabe que ese verano de 1885, Francesco Berger (1834–1933), Secretario honorario de la Sociedad durante 27 años, aprovechó para pedirle "alguna obra sinfónica expresamente para la siguiente temporada", a lo que Saint-Saëns accedió con rapidez por carta de 25 de agosto de 1885.

En ella, el francés confirmaba la petición, con estas palabras "sin comprometerme formalmente, puedo prometerle que haré todo lo posible por responder a su deseo y escribir una nueva sinfonía por el bien de la Sociedad Filarmónica".

Pugna con el Wagnerismo

En la Francia del maduro Saint-Saens de 1886, la obra sinfónica no estaba muy de moda y prevalecían las tesis de Wagner y César Franck sobre nuevas formas musicales, por encima de las formas clásicas que consideraban se terminaron con Beethoven.

Sin embargo, Saint-Saëns, aferrado al clasicismo languideciente, tal vez quiso combatir dichas tendencias y, si los wagnerianos, no apoyaban el género sinfónico, él no se lo pensó dos veces ante el ofrecimiento de la Sociedad Filarmónica.

Composición

La composición de esta magistral obra comenzó en septiembre de 1885, para terminar en la primavera de 1886 como acredita la correspondencia del compositor con su editor Durand y con el secretario de la Sociedad Filarmónica, Berger.

"Con ella he dado todo lo que podía dar. Lo que hice no podría conseguirlo de nuevo" (Saint-Saëns sobre su 5ª y última sinfonía en 1886).

Y así se gestó la Sinfonía n.º 3 en Do menor, Op. 78, también conocida como "con órgano" (en francés "avec orgue") por incorporar este inusual instrumento musical al tradicional elenco de familias de la orquesta (cuerdas, vientos y percusión).

Estreno de la obra y dedicatoria a Liszt

Como no podía ser de otra manera, la "Symphonie No. 3 avec orgue" como la llamó, se estrenó el 19 de mayo de 1886 en el St James's Hall de Londres, bajo su dirección en los conciertos de la Royal Philharmonic Society. Pero la crítica inglesa no fue la que el músico esperaba.

Sin embargo, su amigo Liszt, convaleciente, y a quien fue dedicada la obra, escribió a Saint-Saëns una carta el 19 de junio de 1886 para felicitarle por "el éxito de la sinfonía en Londres" y agradecerle su intención de dedicársela. De hecho, Liszt dijo sobre su amigo que era "El más grande organista del mundo".

Sin embargo, tras la muerte del húngaro el 31 de julio de 1886, la dedicatoria pasó a ser en su memoria: "à la mémoire de Franz Liszt".

Posteriormente, la crítica alemana sí supo apreciar sus cualidades en el concierto en Aquisgrán (Aachen) de agosto de 1886 o en Francia, el 9 de enero de 1887 en un concierto de la Société des Concerts también fue dirigido por el compositor.

La obra se editó en París por el organista y editor, Auguste Durand (1830-1909) en 1886.

Años muy creativos

Los años fueron muy creativos y expansivos para Saint-Saëns. Además de la Tercera Sinfonía, compuso en ese mismo año 1886, su querida Suite musical en clave de sátira en 14 movimientos, El Carnaval de los Animales.

Paavo Järvi dirige a la Orchestre de Paris en la Sinfonía nº 3 en Do menor, Op 78 de Camille Saint-Saëns (London Proms 2013) con Thierry Escaich al órgano

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Sinfonía nº 3 de Saint-Saens

La Sinfonía nº 3, en Do menor, Op 78 de Saint-Saëns "avec orgue", con órgano es una composición en dos movimientos, aunque cada uno de ellos contiene dos partes claras, dando como resultado una estructura tradicional en cuatro movimientos.

Dura unos 35 minutos de duración (versión de Paarvo de más abajo).

Sus dos movimientos y duraciones en dicha interpretación son:

  • Adagio - Allegro moderato - Poco adagio (20 min aprox).
  • Allegro moderato - Presto - Maestoso - Allegro (15 a 16 min).

Primer movimiento

El Adagio con el que abre la sinfonía comienza con unos compases muy tranquilos que trasladan paz y grandeza de espíritu. Pero enseguida comienza el tema principal, una música grande y dramática que te eleva y que a mí me recuerda a la Inacabada de Schubert (1865) o a la posterior Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak (1893). El clímax de este primer tema es brutal gracias a los presentes timbales y al concierto entre cuerdas y vientos.

Le sigue un tema más libre y "pastoral" de gran calidad sonora, pero el tema original perdura con todo su dramatismo a lo largo del movimiento, con distintos tempos y tonos. A lo largo de la pieza se pueden asociar pasajes con influencias en los Poemas sinfónicos de Liszt (S.95–107) o en la Sinfonía fantástica de Berlioz.

El órgano, sin embargo, no cobra su protagonismo hasta bien avanzada la partitura. Sobre el minuto 10 se introduce su grave respirar acompañado de bellísimas notas de las cuerdas que introducen un tema sosegado y reflexivo. Posteriormente se unen los vientos para completar la bellísima partitura que invita a la reflexión. Esta parte te transporta al Adagietto de la 5º Sinfonía de Mahler.

Sobre el minuto 16, tras este largo y tranquilo pasaje, el contrabajo y las cuerdas retoman el tema fundacional en pizzicato con apoyo de los vientos y el señorial órgano.

Segundo movimiento

Por su parte, el Allegro tiene otro temperamento y tono distinto del Adagio. Comienza con dramatismo y preciosas sucesiones enérgicas de cada familia de instrumentos. A mí me recuerdan a Jean Sibelius (1865-1957). Inmediatamente entran en liza el piano, el triángulo, vientos y cuerdas.

La segunda parte se identifica con la entrada abrupta de rotundos acordes de órgano (Maestoso – Allegro) sobre el minuto 28 que te sacan de la quietud y te transportan a una gran catedral donde se celebra un gran evento. Los arpegios del piano que acompañan al órgano son magistrales.

Sinfonía nº 3 con órgano de Saint-Saëns

  • Sinfonía n.º 3 Do menor
  • Avec orgue
  • Con órgano
  • Op. 78

El increíble tesón de la Royal Philharmonic Society (RPS)

De siempre se ha dicho que el corazón de la música barroca y del clasicismo residió y se gestó en Centro Europa, especialmente en Alemania y Austria, con interesantes aportaciones de Francia o Italia. A los británicos, con la excepción del nacionalizado Handel (1685-1759) o de Henry Purcell (1659-1695), no se les reconoce una gran suma de compositores de renombre.

Es por ello que hay que no se puede negar el interés de su realeza y nobleza por aproximar a Gran Bretaña a los grandes músicos de su época con actuaciones y composiciones de encargo "a medida".

Una de las instituciones británicas que más ha hecho por la música clásica en el país, es la Royal Philharmonic Society (RPS).

Fundación en 1813

La Real Sociedad Filarmónica fue fundada por un grupo de músicos en 1813 deseosos de que un público más amplio reconociera el valor y el entusiasmo de la música clásica. Entre sus miembros fundadores destacan Muzio Clementi (1752–1832), Thomas Attwood (1765–1838), compositor, organista y alumno de Mozart, Johann Peter Salomon (1745-1815), célebre violinista que trajo a Haydn a Inglaterra, o Johann Baptist Cramer (1771-1858), amigo de Beethoven.

Misión

La misión que estos insignes músicos se propusieron fue la de atraer el interés y dedicación de los compositores de talla mundial del continente europeo, incluidos Felix Mendelssohn (1809-1847) y Richard Wagner (1813-1883), convirtiendo al Reino Unido en un destino esencial para la buena música en nuestros días.

Y ello lo hicieron por medio de becas, de invitaciones personales y de comisionamiento para la composición de obras "a medida". Su primera sala de conciertos estuvo en la Little Argyll Street, junto a la Regent Street de Londres. Se conocía como las "Argyll Rooms".

Encargos invaluables

Dentro de los grandes y acertados encargos que realizó la RPS en el sXIX destaca música nueva y emocionante para el público inglés como

  • La Novena Sinfonía de Beethoven en Re menor, Op. 125, compuesta entre 1822 y 1824. Fue estrenada en las Argyll Rooms de la Sociedad. La música de Beethoven se interpretó regularmente en los conciertos de la Sociedad Filarmónica desde su fundación en 1813. En una carta de Ludwig a su amigo, el Archiduque Rodolfo de Austria fechada el 1 de julio de 1823, le comentó: “Ahora estoy escribiendo una nueva sinfonía para la Sociedad Filarmónica y espero tenerla terminada dentro de dos semanas.”

    Las primeras interpretaciones de Beethoven ante la Sociedad Filarmónica en Gran Bretaña incluyen la Quinta Sinfonía, Op. 67 (1816), la Séptima Sinfonía, Op. 92 (1817) y sus Conciertos para piano nº 1 (1822), 3 (1824) y 4 (1825).

  • Sinfonía nº 4, Italiana (en La mayor, Op. 90) de Mendelssohn, compuesta en 1833.

O la Sinfonía nº 3 de Saint-Saens que hemos visto en este post.

Diferencias con la Royal Philharmonic Society

Vinculado desde 1912 a la Sociedad filarmónica, el director de orquesta (intermitente durante las Guerras Mundiales) Thomas Beecham (1879-1961) decidió fundar una orquesta en 1946, a la que nombró la Royal Philharmonic Orchestra, aprovechándose del renombre de la RPS a la que estuvo muy vinculado.

Y consiguió convencer a los mandatarios de la RPS para que la Orquesta se convirtiera en la ejecutora de referencia de los conciertos organizados por la Sociedad. Y desde esa atalaya logró en los siguientes años atraer a un gran número de intérpretes de la época.

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